1era Muestra Colectiva Avap 2016
MirArte Actual, el espíritu de una época 2.0
Clausura el sábado 27de marzo de 2016, en
la sede de la AVAP en Caracas
Con la presencia de Ernesto Soltero como solista
Con la presencia de Ernesto Soltero como solista
Alfa 39259214 Jorge Estrada Belice Técnica Mixta Maestro Homenajeado en la Exposición MirArte Actual en la AVAP Caracas |
La Asociación Venezolana de Artistas Plásticos sede
Caracas, abre su programación 2016 de eventos relacionados con la difusión de
las obras de talento venezolano en las artes visuales. En esta ocasión se
realiza una muestra colectiva de nombre MirArte Actual, el espíritu de una
época 2.0, cuya curadora es la licenciada Gladys Calzadilla.
La curadora comenta: Cuando se plantea en el título de
la exposición la palabra espíritu se representa la energía que nos mueve, la
palabra época detiene el tiempo en este momento año 2016, siglo XXI, en
Venezuela; al presentar el código 2.0 se refiere al comienzo de la interacción
en las redes sociales ahora en su versión 4.0. la cual aprende de sus hábitos
de navegación y toma decisiones por usted.
Y su mimesis con las relaciones, desde los sentidos, entre seres vivos y
la toma de decisiones por la propia experiencia y conocimiento.
En la actualidad se cuestiona la necesidad de crear
objetos, de representar virtualmente, de generar un concepto, de realizar una
acción quedando sólo el registro de los que le observan, tal vez fusionar todo,
o hablar desde la ausencia.
Caos, fragmentos, garabatos nada inocentes, transformar lo desechado en algo admirable,
volver al origen desde el mito, la división del territorio, la acumulación de
códigos, lo decorativo. Tal vez un collages de vertientes de las vanguardias
del siglo XX, ¿confusión o transición?
Algunos referentes del pensamiento humano como Bernard
Stiegler, Martin Heidegger, Theodor W. Adorno, Immanuel Kant, Carlos Marx nos
cuestionan aún. En un esfuerzo de sujeción se traduce en reproductibilidad,
objetualización, producción simbólica insertada en el sistema mnemotécnico
apoyando la industria y la doctrina, obra como objeto de mercado, crítica que
se automatiza para hacer crítica o razón sobrepujada para su destrucción,
nominando panfleto la denuncia o lo que es axioma de eventos que afectan al
humano y evidencian emociones. En una visión: Preservar el lugar para la
reflexión y el sentimiento o evadir y adaptarse.
El maestro homenajeado es Jorge Estrada su obra
hibridación entre técnicas de impresión actuales con la fusión del dibujo, la
fotografía y el retoque fotográfico, nos plantea como temática la violencia de
la imagen y el discurso. Es especialista en Artes Gráficas egresado de la
Escuela de Artes Plásticas “Cristóbal Rojas” de la cual posteriormente fue
docente. Ha recibido los siguientes reconocimientos Premio TAGA y Mención del
CONAC, en la II Bienal de Dibujo y Grabado Latinoamericano, Caracas, Venezuela,
1984. Seis Dibujantes Contemporáneos de Venezuela, Galería de las Misiones,
1989, New York, U.S.A. Nuevos Nombres en el Grabado, 1980, Bogotá, Colombia.
Artistas Hispanoamericanos, 1975. Su obra es parte de la colección de museos
nacionales.
El establecer nuevos paradigmas requiere de una
acentuada observación, de extraer algo que le inquieta, explorar y detectar en
la historia algún vínculo, el pensar en posibilidades futuras, captando
escenarios actuales, desde una reflexiva revisión del impacto de estos
acontecimientos en el mundo interior del artista, su conexión, aporte al
gremio, a los espectadores y su huella en el sistema. Planteamos ¿dónde
estamos? y ¿para dónde vamos en las artes? Problematizar un gremio en pro de
hurgar lo que se requiere comunicar en este tiempo.
En esta muestra colectiva pueden observar obras que
evidencian las inquietudes y motivaciones que plantean dieciocho (18) artistas
y su visión del arte actual. Los artistas participantes son: Jorge Estrada, John Fraser, Esther Perozo,
Romel Avendaño, Roberto Núñez, Patricia Benfele, Nelson Darío Ramos , Belkis
Duque, Aaron León, Gladys Calzadilla, Enrico Armas, Amarillo Piña, Dulce
Fonseka, Ernesto Padilla, Lenore Delgado, Douglas Hernández, Rubén López y
María Elena Álvarez.
Muestra Colectiva MirArte Actual, espíritu de una época 2.0
Fecha de Clausura: El sábado 27 de Marzo de 2016
Lugar: en la sede de la AVAP en Caracas
Dirección: Calle Armando Reverón, Quinta AVAP, La
Campiña, Caracas.
#AvapCaracas, #MirArteActual, #GladysCalzadilla, #ArteActualVenezolano.
Individual del Maestro Antonio Nuez
La Abstracción de la Natura
Premio AVAP "Armando Reverón 2015
Curaduría Gladys Calzadilla
El maestro
Antonio Nuez llega a Venezuela en 1955 y queda atrapado por el paisaje venezolano. Su taller se encuentra
reducido por la cantidad de cuadros que muestran diversas etapas en las que su
obra logró crecimiento a lo largo de su vida artística. Son 51 años de trabajo
ininterrumpido.
Maestría entre trazos
matéricos, limpios, puros, vigorosos, donde el óleo devela el colorido que el
sol descubre ante sus ojos. Su paleta está conformada por la calidez de los naranjas,
verdes y amarillos creando paisajes diversos.
Acota el maestro Antonio Nuez: “Cuando
entré al mundo de la pintura, rescaté mi identidad, porque no me sentía
identificado con nada de lo que hacía. Las primeras acciones por pintar, más
que para transmitir un mensaje, fueron para demostrarme que podía ser pintor.”
Obra del Maestro Antonio Nuez
El maestro Antonio Nuez llega a Venezuela en 1955 y queda atrapado por el paisaje venezolano. Su taller se encuentra reducido por la cantidad de cuadros que muestran diversas etapas en las que su obra logró crecimiento a lo largo de su vida artística. Son 51 años de trabajo ininterrumpido.
Acota el maestro Antonio Nuez: “Cuando entré al mundo de la pintura, rescaté mi identidad, porque no me sentía identificado con nada de lo que hacía. Las primeras acciones por pintar, más que para transmitir un mensaje, fueron para demostrarme que podía ser pintor.”
Logra destreza en la pincelada, el uso del color, la textura y la forma, por su capacidad para observar el paisaje y representarlo lo más cercano posible a la realidad por el captada. Esa fue su investigación desde 1963 hasta 1984 cuando decide fusionar el paisaje y la abstracción.
Como plantea el maestro Victor Hugo
Irazabal en su libro de viaje Amazonia Apuntes de la Inmensidad”…No se
trata de copiar un trozo de la realidad natural al estilo de los artistas
románticos, sino de conectarnos con el sistema armónico de resonancias del
medio que nos rodea, descubrir las cualidades psíquicas, los rasgos esenciales,
la conmoción infinita, la profundidad misteriosa e insondable del escenario
natural y del hombre que lo habita.”
El abstraer momentos
efímeros y traducirlos a códigos personales generando un lenguaje durante 51
años, pasando por diversas etapas donde descubre su conexión con la naturaleza
que habita la ciudad.
La curadora Gladys Calzadilla opina: "La
obra representa la impronta del paisaje que subsiste en la memoria del artífice.
La composición está enfocada en la iluminación, develando colores que involucran
al espectador con atmósferas de profusa calidez".
Antonio Nuez nace en las
Islas Canarias, España, en 1937. En su infancia todo el dinero que conseguía
era para comprarse colores; en su adolescencia siente atracción por las artes,
pero se dedica de lleno al oficio desde sus 38 años. Su vida íntimamente unida
a la pintura transcurre en la parroquia La Pastora, del Municipio Libertador en
Caracas, Venezuela; donde a sus 78 años de edad sigue trabajando su obra diariamente.
Reconocimientos:
en 1997 alcanza el primer lugar en el Instituto de Artes y Estudios de las
Fuerzas Armadas, en 1995 gana la Bienal de Puerto La Cruz, en 1991 obtiene el
Primer premio en el Colegio de Ingenieros. Obtiene menciones en varios salones
de arte en Caracas, Puerto La Cruz, Maturín, Calabozo, Yaracuy, Guanare,
Carúpano, entre otros.
Las salas de la AVAP, que parecen recobrar vitalidad (y un poco de legitimidad) con las múltiples actividades que viene desarrollando últimamente, como sus exposiciones, talleres y foros; no están destinadas a promover sólo a los artistas valiosos, jóvenes o no, que sean poco conocidos, o que no estén consagrados por el reconocimiento público de nuestros medios culturales.
También se exponen en la AVAP las obras de artistas veteranos, de alto nivel de calidad, como es el caso de la actual exposición de pinturas de ANTONIO NUEZ, quien es uno de los mejores paisajista del país, cuya pintura, muy personal y de atmósferas cromática finísimas, no ha recibido aún, paradójicamente, el reconocimiento que indudablemente merece desde hace varias décadas.
Aunque sí ha obtenido algunos premios y distinciones, como en la bienal de Puerto la Cruz y el Salón Juan Lovera, de Caracas, pero no en los grandes salones consagratorios.
Pero, si ANTONIO NUEZ no ha “triunfado” en el arte, tal vez se deba, en parte, a que nunca fue un arribista, ni oportunista, ni tuvo la ambición y la falta de escrúpulos propia del artista ególatra y envanecido, como suelen ser los “triunfadores”.
Tampoco ha conocido los compromisos y las trampas que se requieren para “salir de abajo”. El nombre de ANTONIO NUEZ no figura en ninguna de las tres ediciones (cada diez años) de los Diccionarios oficiales de las artes plásticas en Venezuela, ni en ninguno de los grandes libros de historia del arte venezolano ( de Boulton, Carlos Silva, Juan calzadilla, Palenzuela, y otros). Y sus obras no están incluídas en la colecciones de nuestros museos.
A pesar de todo eso, sin que nos quede la menor duda, podemos afirmar que ANTONIO NUEZ es un excelente artista, uno de los más apreciables del país. Sus paisajes, de su etapa creadora más madura, desde hace ya unas cuatro décadas, llegan a veces a ser casi abstractos, tienen la virtud de conmover a primera vista, y de profundizar su empatía cada vez que los contemplamos de nuevo. El esplendor de luz crepuscular es de una delicadeza muy sugestiva y fascinante.
Nos honra participar en este homenaje que la AVAP le rinde al maestro ANTONIO NUEZ.
Asociación Internacional de Críticos de Arte (AICA)
Caracas, junio, 2015
“La naturaleza es como un diccionario
onde uno recoge todo aquello
que necesita para expresarse.”
Jean-Jacques Rousseau,
(filósofo)
Antonio Nuez (Canarias, 1937) es uno de esos pintores que construyó su oficio mediante la observación directa, la práctica constante y la inventiva de procedimientos. Desde su niñez, tanto en sus Canarias natal, como en los diferentes lugares de Venezuela donde le ha tocado vivir, las hierbas verdosas y las difusas siluetas de árboles y montañas, así como las superficies variables y accidentadas de los suelos, le han proporcionado motivos para “construir” su paisajística.
Estas percepciones de la naturaleza se fueron anidando en su mente para luego, con el tiempo y una práctica constante del oficio pictórico, fueron dando forma y estilo a una obra plástica singular. En las obras de Antonio Nuez se fusiona la luz y el color, la forma y el detalle, lo próximo y lo lejano en una representación de la naturaleza donde se integran la soledad infinita y silenciosa de un paisaje con el sutil y sinuoso movimiento de hierbas que parecen agitarse tímidamente. Las formas de árboles, relieves, montañas, caminos, recreadas en siluetas de contornos imprecisos, se instalan en una armónica colorística de tonalidades verde amarillentas.
La pincelada corta y grumosa, el pigmento espeso y la lumínica tonalidad de colores análogos complementan la “personalidad” de cada cuadro.
Son obras que necesitan disfrutarse desde cierta distancia para adentrarse en su espacialidad, para captar el sentido de soledad y silencio y para comprender como unas formas dibujadas con texturas coloreadas, ofrecen una original forma de representación paisajística. Esta etapa reciente en la pintura de Antonio Nuez, ampliamente conocida en bienales, salones de arte y exposiciones diversas, hacen de este paisajista uno de los de mayor inventiva.
Esta exposición retrospectiva, que merecidamente le ofrece la Asociación Venezolana de Artistas Plásticos (AVAP-Caracas), muestra un balance integrador de los diferentes momentos, temáticas y procedimientos que el quehacer pictórico de Antonio Nuez, iniciado a los 38 años de edad, y después de haber desarrollado actividades laborales diversas en Venezuela.
La obra plástica de Antonio Nuez es, pues, declaradamente paisajista deja registrado, como en una suerte de diccionario particular, aquellos elementos, motivos y efectos que la naturaleza le ha proporcionado para expresarse como un pintor que ha contribuido a mantener viva la larga tradición paisajística que caracteriza las artes plásticas venezolanas.
LOS PAISAJES SUTILES DE ANTONIO NUEZ
PERAN ERMINYLas salas de la AVAP, que parecen recobrar vitalidad (y un poco de legitimidad) con las múltiples actividades que viene desarrollando últimamente, como sus exposiciones, talleres y foros; no están destinadas a promover sólo a los artistas valiosos, jóvenes o no, que sean poco conocidos, o que no estén consagrados por el reconocimiento público de nuestros medios culturales.
También se exponen en la AVAP las obras de artistas veteranos, de alto nivel de calidad, como es el caso de la actual exposición de pinturas de ANTONIO NUEZ, quien es uno de los mejores paisajista del país, cuya pintura, muy personal y de atmósferas cromática finísimas, no ha recibido aún, paradójicamente, el reconocimiento que indudablemente merece desde hace varias décadas.
Aunque sí ha obtenido algunos premios y distinciones, como en la bienal de Puerto la Cruz y el Salón Juan Lovera, de Caracas, pero no en los grandes salones consagratorios.
Pero, si ANTONIO NUEZ no ha “triunfado” en el arte, tal vez se deba, en parte, a que nunca fue un arribista, ni oportunista, ni tuvo la ambición y la falta de escrúpulos propia del artista ególatra y envanecido, como suelen ser los “triunfadores”.
Tampoco ha conocido los compromisos y las trampas que se requieren para “salir de abajo”. El nombre de ANTONIO NUEZ no figura en ninguna de las tres ediciones (cada diez años) de los Diccionarios oficiales de las artes plásticas en Venezuela, ni en ninguno de los grandes libros de historia del arte venezolano ( de Boulton, Carlos Silva, Juan calzadilla, Palenzuela, y otros). Y sus obras no están incluídas en la colecciones de nuestros museos.
A pesar de todo eso, sin que nos quede la menor duda, podemos afirmar que ANTONIO NUEZ es un excelente artista, uno de los más apreciables del país. Sus paisajes, de su etapa creadora más madura, desde hace ya unas cuatro décadas, llegan a veces a ser casi abstractos, tienen la virtud de conmover a primera vista, y de profundizar su empatía cada vez que los contemplamos de nuevo. El esplendor de luz crepuscular es de una delicadeza muy sugestiva y fascinante.
Nos honra participar en este homenaje que la AVAP le rinde al maestro ANTONIO NUEZ.
ANTONIO NUEZ: FRAGMENTOS DE NATURALEZA
Gabino MatosAsociación Internacional de Críticos de Arte (AICA)
Caracas, junio, 2015
“La naturaleza es como un diccionario
onde uno recoge todo aquello
que necesita para expresarse.”
Jean-Jacques Rousseau,
(filósofo)
Antonio Nuez (Canarias, 1937) es uno de esos pintores que construyó su oficio mediante la observación directa, la práctica constante y la inventiva de procedimientos. Desde su niñez, tanto en sus Canarias natal, como en los diferentes lugares de Venezuela donde le ha tocado vivir, las hierbas verdosas y las difusas siluetas de árboles y montañas, así como las superficies variables y accidentadas de los suelos, le han proporcionado motivos para “construir” su paisajística.
Estas percepciones de la naturaleza se fueron anidando en su mente para luego, con el tiempo y una práctica constante del oficio pictórico, fueron dando forma y estilo a una obra plástica singular. En las obras de Antonio Nuez se fusiona la luz y el color, la forma y el detalle, lo próximo y lo lejano en una representación de la naturaleza donde se integran la soledad infinita y silenciosa de un paisaje con el sutil y sinuoso movimiento de hierbas que parecen agitarse tímidamente. Las formas de árboles, relieves, montañas, caminos, recreadas en siluetas de contornos imprecisos, se instalan en una armónica colorística de tonalidades verde amarillentas.
La pincelada corta y grumosa, el pigmento espeso y la lumínica tonalidad de colores análogos complementan la “personalidad” de cada cuadro.
Son obras que necesitan disfrutarse desde cierta distancia para adentrarse en su espacialidad, para captar el sentido de soledad y silencio y para comprender como unas formas dibujadas con texturas coloreadas, ofrecen una original forma de representación paisajística. Esta etapa reciente en la pintura de Antonio Nuez, ampliamente conocida en bienales, salones de arte y exposiciones diversas, hacen de este paisajista uno de los de mayor inventiva.
Esta exposición retrospectiva, que merecidamente le ofrece la Asociación Venezolana de Artistas Plásticos (AVAP-Caracas), muestra un balance integrador de los diferentes momentos, temáticas y procedimientos que el quehacer pictórico de Antonio Nuez, iniciado a los 38 años de edad, y después de haber desarrollado actividades laborales diversas en Venezuela.
La obra plástica de Antonio Nuez es, pues, declaradamente paisajista deja registrado, como en una suerte de diccionario particular, aquellos elementos, motivos y efectos que la naturaleza le ha proporcionado para expresarse como un pintor que ha contribuido a mantener viva la larga tradición paisajística que caracteriza las artes plásticas venezolanas.
Antonio Nuez muestra la abstracción
de la Naturaleza en la AVAP
El artista presenta una selección de paisajes que reflejan sus estados anímicos y sensaciones. Según sus propias palabras, la luz en él es una constante "cuando aparece el sol estoy activo, alegre, saludable; cuando se nubla me siento apático y triste".
Las obras de Nuez muestran sus estados de ánimo (Cortesía)
Una muestra individual del
artista Antonio Nuez, será inaugurada con el título "La Abstracción de
la Natura", el sábado 4 de julio a las 11:30 a.m., en la sede de la
Asociación Venezolana de Artistas Plásticos (AVAP), en Caracas, donde
permanecerá hasta el 25 de julio como un homenaje a este maestro de las
artes plásticas, por su importante trayectoria y aporte a la pintura
venezolana.
Bajo la curaduría de Gladys Calzadilla, Antonio Nuez presenta una selección de paisajes que reflejan sus estados anímicos y sensaciones. Según sus propias palabras, la luz en él es una constante "cuando aparece el sol estoy activo, alegre, saludable; cuando se nubla me siento apático y triste", afirma el artista.
Para la curadora de la muestra, la composición en su obra está enfocada en la iluminación, develando colores que involucran al espectador con atmósferas de profusa calidez. Según explica, "sus primeras pinturas, figurativas, representan escenas del entorno del taller de Puerta Caracas en La Pastora y El Junquito. Avanzando en su investigación plástica reduce su paleta a tonos cálidos: amarillos, naranjas, verdes y proporciona texturas aplicando pinceladas matéricas en alto relieve. En la obra reciente logra atmósferas con pinceladas gestuales y luminosas".
Nacido en Canarias (España) en 1937, y radicado en Venezuela desde 1964, Antonio Nuez se ha dedicado a la pintura desde los 38 años de edad, participando en numerosas muestras y salones de arte en Caracas, Puerto La Cruz, Maturín, Calabozo, Yaracuy, Guanare y Carúpano. Su obra ha sido reconocida con el primer lugar en el Instituto de Artes y Estudios de las Fuerzas Armadas, primer premio en la Bienal de Puerto La Cruz, y menciones en varios de los salones de artes en los que ha participado. Asimismo, recientemente le fue otorgado el Premio Avap "Armando Reverón" 2015.
El público tendrá la oportunidad de apreciar la obra de este artista del 4 al 25 de julio, en la sede de la Asociación Venezolana de Artistas Plásticos (AVAP), ubicada en la calle Armando Reverón, Quinta AVAP, La Campiña, Caracas. La entrada es libre.
Bajo la curaduría de Gladys Calzadilla, Antonio Nuez presenta una selección de paisajes que reflejan sus estados anímicos y sensaciones. Según sus propias palabras, la luz en él es una constante "cuando aparece el sol estoy activo, alegre, saludable; cuando se nubla me siento apático y triste", afirma el artista.
Para la curadora de la muestra, la composición en su obra está enfocada en la iluminación, develando colores que involucran al espectador con atmósferas de profusa calidez. Según explica, "sus primeras pinturas, figurativas, representan escenas del entorno del taller de Puerta Caracas en La Pastora y El Junquito. Avanzando en su investigación plástica reduce su paleta a tonos cálidos: amarillos, naranjas, verdes y proporciona texturas aplicando pinceladas matéricas en alto relieve. En la obra reciente logra atmósferas con pinceladas gestuales y luminosas".
Nacido en Canarias (España) en 1937, y radicado en Venezuela desde 1964, Antonio Nuez se ha dedicado a la pintura desde los 38 años de edad, participando en numerosas muestras y salones de arte en Caracas, Puerto La Cruz, Maturín, Calabozo, Yaracuy, Guanare y Carúpano. Su obra ha sido reconocida con el primer lugar en el Instituto de Artes y Estudios de las Fuerzas Armadas, primer premio en la Bienal de Puerto La Cruz, y menciones en varios de los salones de artes en los que ha participado. Asimismo, recientemente le fue otorgado el Premio Avap "Armando Reverón" 2015.
El público tendrá la oportunidad de apreciar la obra de este artista del 4 al 25 de julio, en la sede de la Asociación Venezolana de Artistas Plásticos (AVAP), ubicada en la calle Armando Reverón, Quinta AVAP, La Campiña, Caracas. La entrada es libre.
Colectiva “Poética del Espacio y el Tiempo”
Curaduría Gladys Calzadilla
La Asociación Venezolana de Artistas
Plásticos, AVAP; en su sede Principal de Caracas, La Campiña, Calle Armando Reverón,
Quinta AVAP, se complace en invitar a la muestra Colectiva
“Poética del Espacio y el Tiempo”.
Participantes de la Colectiva "Poética del Espacio y el Tiempo" |
El arte es registro de lo que ocurre en una
época y reflejo de lo que persiste posteriormente en la historia como verdad de
una región, de un país, del mundo.
Como plantea el curador y crítico paraguayo Ticio Escobar “la persistencia de la expresión artística, que ha escapado ilesa a tantos atentados, amenazas y condenas. Expresa la vigencia de una necesidad que, según parece, sólo el momento poético puede enfrentar, ya que no saciar, y descubre permanencia en el arte de una función, si no ya redentora, si aliada de la condición humana amenazada ésta siempre en su densidad por las fuerzas adversas que la propia modernidad genera.”
Como plantea el curador y crítico paraguayo Ticio Escobar “la persistencia de la expresión artística, que ha escapado ilesa a tantos atentados, amenazas y condenas. Expresa la vigencia de una necesidad que, según parece, sólo el momento poético puede enfrentar, ya que no saciar, y descubre permanencia en el arte de una función, si no ya redentora, si aliada de la condición humana amenazada ésta siempre en su densidad por las fuerzas adversas que la propia modernidad genera.”
En esta muestra se propicia un discurso lleno de color, Identidad, vida, la búsqueda eterna de equilibrio,
el manejo del espacio y sus posibilidades desde el imaginario; las máscaras, el caos, la muerte,
los sentimientos y lo tolerante, el paisaje y lo decorativo. Estos vínculos
generan en el público que asiste a la muestra una visión clara de las
necesidades expresivas de los artistas Estos vínculos generan en el público una visión clara de las
necesidades expresivas de los dieciséis (17) artistas aquí representados: Antonio
Castillo, Mirian Labarca, Fran
Camino, Amarillo Piña, Rafael Gen, Gaby Graziano, Diana Castro, Reinier Velazquez, Neda Caleta, Israel
Rojas Sánchez, Carlos Solórzano, Ricardo Gil, Elena Fernández, Patricia
Benfele, Carola Erminy, Zamoa Perez y Miguel A. Contreras Hincapie,
bajo la Curaduría de la Licenciada en Artes Visuales Gladys Calzadilla.
“El poeta no me confiere el pasado de su imagen y, sin embargo,
su imagen arraiga enseguida en mí. La comunicabilidad de una imagen singular es
un hecho de gran significado ontológico…” (Gaston Bachelard, 1957).
El arte es representación de lo que
sensibiliza emocional e intelectualmente al creativo, este impulsor que
proviene de su entorno o de su imaginario, puede detonar una necesidad de
investigación y expresión que se consolida en el ejercicio del arte visual. La
poética estudia el discurso literario y esta se vincula con la referencia
visual desde los recursos expresivos de la literatura y los revela en la imagen.
Al contemplar la obra de Antonio Castillo, sentimos que estamos ante
un manifiesto ecologista que fuera de la visión romántica de la Gran
Sabana Venezolana, nos intenta alertar sobre las problemáticas
ambientales.
Nacido en Caracas, Castillo deja el asfalto y la contaminación para adentrarse en el estado Bolívar, en el genuino y auténtico Paují, donde crea una técnica pictórica que ya tiene tres décadas de camino.
“Empleo una técnica propia. Mi padre me motivó a pintar de esa manera. Mi progenitor fue un paciente de diálisis y desde niño las inyectadoras eran parte de nuestra casa. Un dia le metí pintura a la inyectadora, trabaje un trazo único y desde entonces no lo he abandonado”, explicó el artista, a propósito de la técnica que emplea en sus obras.
“Me guío con las primeras líneas del primer plano. Boceteo muy poco y con una imagen mental del paisaje va emergiendo la obra. Trato de no confundir las vegetaciones, busco las maneras de contrastar una hoja con la otra. Hago unas obras pictóricas que no son escultutras, son pinturas tridimensionales. Eso me ha hecho cambiar el formato para reinventarme e incorporar las pinturas fluorescentes, porque la luz que genera dan energía”, puntualizó Castillo.
“Tengo treinta años en la Gran Sabana, siendo una especie de comunicador de dos mundos. Mis pinturas son en blanco y negro porque siento que estos bosques son fantasmas que están supeditados a la voluntad del hombre de desaparecerlos o no. El trabajo artístico llama a la conciencia de las personas, demostrándoles que sí se pueden hacer minas ecológicas para conservar la biodiversidad”, precisó.
“Hay que tener presente la condición del hombre sobre el planeta. Mis pinturas son una alternativa de traer a la ciudad formaciones como los tepuyes, sitios donde los seres humanos nos conectamos y sentimos que somos apenas una milésima parte del Universo”, acotó Castillo.
El reconocido artista Antonio Castillo ha expuesto en decenas de galerías en Venezuela y a nivel internacional destacan sus muestras en Austria, España y Brasil.
Homenaje al Maestro Antonio Castillo
Nacido en Caracas, Castillo deja el asfalto y la contaminación para adentrarse en el estado Bolívar, en el genuino y auténtico Paují, donde crea una técnica pictórica que ya tiene tres décadas de camino.
“Empleo una técnica propia. Mi padre me motivó a pintar de esa manera. Mi progenitor fue un paciente de diálisis y desde niño las inyectadoras eran parte de nuestra casa. Un dia le metí pintura a la inyectadora, trabaje un trazo único y desde entonces no lo he abandonado”, explicó el artista, a propósito de la técnica que emplea en sus obras.
“Me guío con las primeras líneas del primer plano. Boceteo muy poco y con una imagen mental del paisaje va emergiendo la obra. Trato de no confundir las vegetaciones, busco las maneras de contrastar una hoja con la otra. Hago unas obras pictóricas que no son escultutras, son pinturas tridimensionales. Eso me ha hecho cambiar el formato para reinventarme e incorporar las pinturas fluorescentes, porque la luz que genera dan energía”, puntualizó Castillo.
“Tengo treinta años en la Gran Sabana, siendo una especie de comunicador de dos mundos. Mis pinturas son en blanco y negro porque siento que estos bosques son fantasmas que están supeditados a la voluntad del hombre de desaparecerlos o no. El trabajo artístico llama a la conciencia de las personas, demostrándoles que sí se pueden hacer minas ecológicas para conservar la biodiversidad”, precisó.
“Hay que tener presente la condición del hombre sobre el planeta. Mis pinturas son una alternativa de traer a la ciudad formaciones como los tepuyes, sitios donde los seres humanos nos conectamos y sentimos que somos apenas una milésima parte del Universo”, acotó Castillo.
El reconocido artista Antonio Castillo ha expuesto en decenas de galerías en Venezuela y a nivel internacional destacan sus muestras en Austria, España y Brasil.
La cita es en la sede de la AVAP La
Campiña, Calle Armando Reverón, Quinta AVAP, Caracas, Venezuela.
Es importante destacar que los
espacios estarán abiertos para visitas a la sede AVAP, hasta el día Sábado 28 de Marzo de 2015, cuando culminará la exposición y/o
actividad cultural, a los fines de recreación y conocimiento del arte
venezolano.
Dirección: Sede de la AVAP La
Campiña, Calle Armando
Reverón, Quinta AVAP, Caracas, Venezuela.
Reverón, Quinta AVAP, Caracas, Venezuela.
Clausura: Sábado
28 de marzo de 2015
EXPOSICION Arte y fe se unen en el Museo Sacro
por Juan Antonio González
El Nacional/ Sábado 10 de Marzo de 2012
EXPOSICIÓN Arte y fe se unen en el Museo Sacro
Diez miradas emergentes a la espiritualidad
"OPUS"
Diseño Gráfico Carlos Riera |
Un grupo de artistas se solidariza con la institución museística del centro de Caracas a través del tema de lo sagrado
JUAN ANTONIO GONZALEZ
jgonzalez@el-nacional.com
Las relaciones entre arte y religión han transitado de la
devoción a la duda, de la fe irrestricta en un Dios –cualquier Dios– a la
configuración personal y sincrética de un ser supremo que ayude a aliviar las
angustias del alma de innumerables creadores visuales.
Los diez artistas que participan en la exposición Opus, que
se inaugura hoy en el Museo Sacro de Caracas, poseen visiones distintas de lo
sagrado, pero comparten la misma necesidad: a todos les urge creer.
Esta colectiva que reúne obras de Gabriel Acosta, Gladys
Calzadilla, Gustavo Gámez, Rubén Morales, Emilio José Narciso, Natalia Ponce
Ross, Carlos Riera Romero, María Virginia Pineda, Jorge Luis Santos y Eliseo
Solís Mora, es también un acto de fe ante la falta de recursos que afecta a la
institución museística del centro de la ciudad.
Emilio José Narciso, María Virginia Pineda, Eliseo Solís Mora, Gladys Calzadilla, Gabriel Acosta, Gustavo Gámez, Jorge Luis Santos, Natalia Ponce Ross, Rubén Morales y Carlos Riera Romero. |
Sin subsidios de ningún tipo, el Museo Sacro difícilmente
puede dedicarse a la tarea de organizar una muestra. Es por ello que,
convocados y liderados por Gladys Calzadilla, los artistas decidieron “obrar”
para impedir el cierre de una magnífica sala donde poder mostrar sus trabajos y
confrontarlos con el público. El dinero que se recaude de la venta de las
piezas y del material P.O.P. diseñado para la ocasión será destinado a la
institución.
“La idea de Opus es mostrar propuestas que no sólo se
vinculen con la religión, pues no todos los artistas que participan en ella
practican el catolicismo. Nos encaminamos más bien hacia la espiritualidad.
Aquí hay un ex seminarista, un investigador de las manifestaciones populares de
la fe, un budista y, en mi caso, una estudiosa de las expresiones de la espiritualidad
en la cotidianidad”, explica Calzadilla.
En la selección de las obras de Opus no se impuso ningún
tratamiento plástico. La única exigencia para los artistas escogidos para la
muestra fue que desarrollaran, a partir de sus propias investigaciones, el tema
sacro. “Aquí no estamos casados con ningún planteamiento católico”, agrega
Calzadilla.
Para la curadora, lo que subyace en las creaciones es el
acercamiento a lo humano. “El eje central de las obras es el hombre que en su
entorno inmediato tiene un contacto con lo espiritual”, señala.
Serigrafías intervenidas con óleo, acrílico, fotografías,
esculturas, instalaciones y performaces son las técnicas y disciplinas que se
podrán al servicio de una sola temática o que reafirmarán o se harán preguntas
fundamentales acerca de la fe.
Las obras. La propuesta de Gladys Calzadilla se titula El
sacrificio del cordero. Se trata de un móvil que en la parte superior posee una
estructura tejida ocupada en el centro por una representación de la hostia
hecha de lana con alambres de cobre que simulan la corona de Cristo. Del foco
de atención de la pieza penden trozos de madera que sobran de la fabricación de
marcos que simulan la ciudad.
“Este trabajo hace referencia a artistas que yo llamo mis
maestros, aunque no estén presentes. Hablo de Gego por el dibujo sin papel y de
Calder por todo lo que es el equilibrio dentro de la composición”, dice la
artista.
Rubén Morales, por su parte, presentará en Opus la pieza
Amor y dolor, en la que combina la serigrafía y el óleo. El elemento que se
repite en su propuesta, a manera de mandala, es el corazón de la Virgen
Dolorosa, atravesado por una espada.
“Mi obra tiene que ver con el sacrificio, pero con el
sacrificio que se hace por amor”, dice quien fuera fraile por 10 años y sobrino
de la artista Elsa Morales.
Vía Crucis es la obra de Carlos Riera, quien establece un
paralelismo entre la imagen de un indigente que el artista vio durmiendo en la
calle y las pinturas del Santo Sepulcro del pintor alemán Hans Holbein.
El bailarín y fotógrafo Gustavo Gámez exhibe en Opus tres
fotografías: en una de ellas, llamada Fe, muestra a un hombre con los ojos
vendados frente a un altar con figuras religiosas. Es su manera de decir: “Sigo
buscándola. Necesito creerla... De repente, es mejor si no te veo y sólo te
siento”.
Las otras dos imágenes fueron agrupadas por el artista bajo
el titulo A quien se lo digo, como si se tratara de repetir las angustias del
realizador Ingmar Bergman ante el permanente silencio de Dios. “En algo tienes
que creer, aunque no exista. Sea cual sea tu religión, siempre existe la
necesidad de pedir cosas a una entidad que es superior a ti”, comenta Gámez.
“Lo que más me atrajo de esta propuesta expositiva es el
doble discurso que se puede manejar en ella, ese juego entre el bien y el mal”,
dice Eliseo Solís Mora, presente también enOpus con Sacraliza 2, acción
performática que se iniciará en la Plaza Bolívar para concluir en la sala del
Museo Sacro, donde el artista llegará amortajado en una tela morada para luego
dejar sobre una de las paredes del lugar dos imágenes impresas sobre tela a
modo de sudario.
Finalmente, en un registro documental, el fotógrafo Jorge
Luis Santos compiló para la muestra parte de su trabajo con los Palmeros y el
registro de las tradiciones vinculadas al catolicismo como una primera comunión
colectiva en Santa Lucía.
Exposición Colectiva
Curaduría Gladys Calzadilla
Diseño Gráfico: Carlos Riera
Museo Sacro de Caracas
Esquina de Torre a Gradilla, frente a la Plaza Bolivar
Marzo Abril 2012
Museo Sacro Arquidiocesano
Reseña histórica
El Museo Sacro de Caracas se encuentra ubicado en terrenos
donde funcionó el antiguo Cementerio de la Catedral de Caracas, el cual fue
mandado a construir por decisión del cabildo civil en 1673. Era costumbre de
esa época el enterrar a los difuntos dentro de las iglesias y catedrales, no
obstante posible que antes de 1673 se hiciesen también enterramientos en el
área adyacente a la catedral, de manera si se quiere informal. El cementerio
debió dejar de funcionar a raíz del decreto del General Guzmán Blanco, en julio
de 1876, a través del cual se oficializó la construcción del Cementerio General
del Sur, y se prohibió la inhumación en antiguos cementerios de la ciudad,
incluyendo dentro de las iglesias y capillas. Esta prohibición no fue acatada
sino hasta 1879 cuando Guzmán Blanco regresó al poder.
No hay que confundir el antiguo Cementerio de la Catedral
con el Cementerio de los Canónigos, el cual se hallaba en la actual esquina de
Canónigos, algunas cuadras al noreste.
En el Museo Sacro de Caracas podemos apreciar, como
testimonio de este antiguo cementerio de la Catedral de caracas, la fosa común
un osario, donde se colocaban los restos óseos humanos para hacer lugar en el
cementerio, y cerca de este se puede observar un muro con doce criptas cuyo
origen se desconoce pero se presume pueda ser el lugar donde fueron enterrados
los primeros obispos de la ciudad, ellas deben ser objeto de investigaciones
más profundas. En uno de los costados del patio central se encuentra expuesto a
la vista una calzada empedrada, la cual posiblemente fuera el acceso al
cementerio y una antigua acequia, ambos hallados a 80 CMS. Por debajo del nivel
del edificio actual. Se pueden observar en exposición algunas lápidas
funerarias antiguas, entre ellas la del Obispo Diego y Baños Sotomayor y la del
Obispo Mariano Martí. En las excavaciones arqueológicas practicadas en el área
del patio central entre 1988 y 1989 dentro del proyecto de restauración del
antiguo seminario y cementerio de la Catedral, fueron hallados restos humanos
de veinticinco (25) individuos, que de acuerdo a sus características se
interpreta que se trataba de una fosa común en la que los cadáveres fueron
enterrados simultáneamente y, en algunos casos, superpuestos, total o
parcialmente unos cuerpos sobre otros. El cementerio ocupó un área extensa de
la manzana y seguramente de realizarse investigaciones arqueológicas en esta
área, podrían descubrirse otros datos relativos al cementerio.
Bajo los espacios pertenecientes al Cabildo Eclesiástico,
como parte de la exhibición del Museo Sacro de Caracas, se hallan también
vestigios de la antigua Cárcel Eclesiástica, la cual data de 1713.En ella eran
recluidos aquellos miembros de la Iglesia que cometían delitos contra la
religión, la moral y las buenas costumbres.
La edificación que actualmente es el sede del Museo Sacro de
Caracas, fue mandada a construir por el entonces Arzobispo de Caracas, Monseñor
Críspulo Uzcátegui. Como antecedente de este hecho nos remitimos al decreto del
General Guzmán Blanco de 1872, a través del cual se mando a extinguir los
seminarios del país. Más tarde, Monseñor José Antonio Ponce, Arzobispo de
Caracas, entre 1876 y 1883, logró que a falta de un seminario Guzmán Blanco
permitiese la fundación, en 1876, de una Escuela Episcopal, en la cual sólo se
impartían estudios ordinarios del trienio filosófico, debiéndose ingresar
posteriormente a la universidad para obtener el título de bachiller. La Escuela
Episcopal se instaló inicialmente en una casa perteneciente a la Catedral de
Caracas, la cual empezó a deteriorarse, de modo que ya en el año de 1884, se
reconoce la necesidad de mudar la Escuela Episcopal y reparar la casa que le
servía de sede. Es por esta razón que Mons. Uzcátegui tuvo la iniciativa de
construir la nueva sede y en 1888 se construyó el edificio, el cual
originalmente abarcaba un área mucho mayor a la actual se aprecia, pero fue
recortado en la fecha en que se construyó el edificio Las Gradillas, a mediados
del siglo XX, el cual se encontraba en la esquina del mismo nombre.
Por decreto del General Cipriano Castro, del 28 de
septiembre de 1907, quedaron restablecidos los seminarios en la República de
Venezuela, 7y posteriormente, el Arzobispo Juan Bautista Castro, consigue la
separación del Seminario Menor del Mayor, quedando el Seminario Menor en la
esquina de Gradillas mientras el Mayor se muda a otra sede. En 1920, se
trasladaron ambos seminarios, tanto el Mayor como el Menor a un nuevo edificio
ubicado en Sabana del Blanco, donde han funcionado hasta el presente, de esta
manera, el antiguo edificio del Seminario Menor, en la esquina de Gradillas fue
ocupado por los talleres del diario La Religión, que previamente habían estado
operando de Palma a San Pablo, N° 20, iniciando su funcionamiento el 19 de
agosto de 1921, en julio de 1965, el diario se mudó al edificio Juan XXIII, de
Torre a Madrices.
Varios años después del desalojo del edificio por parte de
los talleres del diario La Religión, en 1981 la Junta Nacional Protectora y
Conservadora del Patrimonio Artístico de la Nación, declara a la edificación y
al sitio Monumento Histórico Nacional. La mencionada Junta decidió junto con el
Capítulo Metropolitano la restauración de la edificación, quedando ésta a cargo
de FUNRECO (Fundación para el rescate y conservación de inmuebles y bienes de
valor histórico, religioso y cultural).
El proyecto de restauración no sólo se centró en el
mencionado edificio y en el rescate del cementerio, sino que abarcó otras dependencias
del conjunto catedralicio, tales como: la sala del antiguo Cabildo
Eclesiástico, que data del siglo XVII, así mismo, se propuso la puesta en valor
de la fachada sur de la Catedral, debido a sus valores históricos y estéticos,
representados principalmente en la Capilla de Nuestra Señora del Pilar, la cual
se considera una de las mejores expresiones coloniales de la arquitectura
mudéjar en nuestro país.
A medida que se realizaban las obras, se fueron descubriendo
vestigios del antiguo Cementerio de la Catedral, particularmente la presencia
de la mencionada fosa con osamentas y algunos restos óseos en el patio central,
lo cual dio lugar a la posterior contratación de especialistas en antropología,
para profundizar en la investigación, así mismo, fue durante esta intervención
cuando se descubrió, a 80 CMS por debajo del nivel del piso, la antigua acequia
y la calzada empedrada, antes mencionadas. Esta última, se presume fuera la más
antigua de las descubiertas en Caracas. Se decidió entonces dejar ambos
elementos a la vista, de manera de que pudiesen ser apreciados como testimonio
del uso inicial de la historia más temprana del edificio, conviviendo con los
elementos pertenecientes épocas más recientes. También el proyecto recibió como
parte del recorrido del museo la visita al osario.
Debido al avanzado y lamentable estado de deterioro en que
se halló la edificación hubo la necesidad de sustituir otros elementos
materiales, tales como fragmentos de muros, techos, puertas y ventanas, frisos
y pavimentos; la intervención respecto a la ubicación original de los vanos, a
la vez que se planteó convertir algunas ventanas en puertas y viceversa, para
poder responder a las necesidades funcionales del nuevo uso. Se aplicó al
principio universal en restauración, conocido como la distinguibilidad en las
columnas, donde puede a simple vista definirse el friso antiguo de las
reintegraciones de material nuevo. De la misma forma, se buscó también
diferenciar las zonas del muro que fueron reconstruidas por medio de la aplicación
de un acabado diferente al de los muros originales, en cuanto a la textura y
color. Por motivos presupuestarios, la obra no pudo ser llevada a cabo de
manera continua; once años más tarde, una vez concluidos los trabajos de
restauración llevados a cabo por FUNRECO, se hizo entrega del edificio al
Capítulo Metropolitano, el día 29 de julio de 1992, para ser la sede del Museo
Sacro de Caracas.
El Museo Sacro abre sus puertas en noviembre de 1993,
quedando la dirección de la Institución a cargo de la Lic. Miriam Roble, quien
con dedicación ejerció sus funciones hasta mayo de 1999.
La dirección del Museo encargó el proyecto de equipamiento
interno y museografía al equipo del arquitecto Ciro Caraballo y del arquitecto
José Rafael Colmenares, así mismo gestionó la apertura de un Café, cuyo diseño
fue también confiado al mencionado equipo, El Café del Sacro, fue abierto al
público en el año de 1994.
Las salas fueron poco a poco dotadas con una limitada pero
magnífica selección de piezas de arte sacro y otros bienes provenientes de la
Catedral de Caracas y otras parroquias de la ciudad, mientras que algunas
familias e instituciones se animaron a donar obras de su patrimonio.
De esta forma, el Museo Sacro de Caracas, cuenta con una
interesante muestra de imágenes religiosas coloniales elaboradas con diversos
procedimientos técnicos. Así tenemos: imágenes de talla completas completamente
esculpidas, con rostro, manos y vestiduras, generalmente policromadas y con
apego a normas iconográficas. Ejemplo de esta son el Ángel de la Pasión, de
autor desconocido; San José, de Juan Pedro López; el Cristo de la Agonía, de
autoría anónima, entre otras obras. Las imágenes de vestir, tienen las manos y
el rostro tallado y se colocaban sobre una armazón o maniquí que debía cubrirse
con trajes verdaderos, en muchos casos, se añadían joyas, pelucas o
determinados atributos. Notables ejemplos de estas imágenes de vestir son las
de San Pedro Apóstol, de Antonio Hernández Prieto, de 1742 y las imágenes
anónimas de Santo Domingo de Guzmán, Santo Tomás de Aquino, Nuestra Señora de
los Dolores, la hermosa imagen de Nuestra Señora de los Ángeles, que hoy luce
un traje diseñado por el conocido diseñador Ángel Sánchez y joyas de Eduardo
Martínez.
En cuanto a la pintura colonial, es notable la obra del más
destacado pintor venezolano del siglo XVIII, Juan Pedro López, representada en
dos piezas del conjunto de cuatro ángeles que Omán mentaba el retablo de la
sacristía mayor de la Catedral de Caracas y los cuales, a partir del día 19 de
marzo del año 2002, retornaron a dicha sacristía.
Otras obras emblemáticas del Museo Sacro de Caracas son La
Piedad, del puertorriqueño José Campeche, óleo fechado en 1797 que,
originalmente perteneció al convento de San Jacinto de Caracas (y que desde el
19/03/2002 se encuentra en la Catedral de Caracas) y San José con el Niño, del
mexicano Javier Flores, entre otras.
La colección de orfebrería responde al desarrollo de esta
manifestación artística durante la época colonial venezolana, la cual llegó a estar
a la par de la orfebrería de otras regiones de gran importancia del hispano
americano: custodias, cálices, porta viático, candelabros y palmatorias entre
otros objetos pertenecientes a la Catedral de Caracas, pueden ser apreciados en
la exposición permanente del Museo Sacro de Caracas, algunos ornamentos
litúrgicos de finos acabados y ricas decoraciones procedentes de afamadas casas
españolas, pertenecientes a la colección de la Catedral de Caracas, también
pueden ser apreciadas en sus salas.
A partir de 1998, la colección se enriqueció con la donación
de piezas realizadas por conocidos artistas plásticos contemporáneos como:
Jesús Soto, Mercedes Pardo, Manuel Quintana Castillo, Luisa Ritcher, Miguel Von
Daniel, Pedro León Zapata, Antonio Lazos, Ernesto León, Felipe Herrera, entre
otros, en el marco de la exposición La Trinidad en Tierra de Gracia.
En el Museo Sacro de Caracas, actualmente se trabaja en
proyectos dirigidos hacia la investigación, divulgación exhibición y
conservación del patrimonio cultural eclesiástico de la Arquidiócesis de
Caracas.
BIBLIOGRAFÍA:
• GALÍNDEZ, JESUS: El edificio del Museo Sacro de Caracas.
Aproximación histórica. Caracas, 2000.
• MATOS, Gabino: Patrimonio y testimonio de Arte y Fe.
Caracas, 2000.
• REYES, Niuska : En el Arte se descubre la Belleza de Dios.
Publicaciones. 2005
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